El legado de los Jesuitas

La existencia de tres Patrimonios de la Humanidad (declarados por la UNESCO) en un radio de tan sólo 19 km, es uno de los privilegios que ofrece Jesús María a nuestros visitantes. La Orden Jesuita llegada a Córdoba en 1599, y que hoy cobra gran vigencia a nivel mundial con la asunción del Papa Francisco, estableció en nuestras tierras tres estancias que servían al mantenimiento de la compañía.

En una jornada de paseo es posible sorprenderse con la significativa obra que dejaron estos misioneros. ESTANCIA JESUÍTICA DE CAROYA (1616) Ubicada a la vera de la Ruta E-66 que une Jesús María con Ascochinga, se encuentra el primer establecimiento productivo de los jesuitas. Luego de la expulsión de los jesuitas tuvo protagonismo en dos períodos de la historia Argentina. Entre 1814 y 1816 funcionó como Fábrica de Armas Blancas para el ejército de la independencia. En 1878, fue Hotel de los Inmigrantes friulanos que fundaron Colonia Caroya. Es museo y se puede visitar todo el año. Informes: 03525-462300.

ESTANCIA JESUÍTICA DE JESÚS MARÍA (1618) Actual sede del Museo Jesuítico Nacional, desde 1618 sirvió al sostenimiento del Colegio Máximo de Córdoba. Si bien su actividad era agrícola – ganadera, cobró trascendencia por sus viñedos y bodega. Aquí fue donde se elaboró el primer vino americano servido en la mesa de un rey de España: el lagrimilla de oro. Las visitas al museo están disponibles todo el año. Informes: 03525-420126 / 421256.

ESTANCIA JESUÍTICA DE SANTA CATALINA (1622) Enclavada en un bello paraje serrano, a 19 km de Jesús María, es sin dudas unos de los testimonios más monumentales de los jesuitas en Argentina. El museo consta de tres secciones: la Iglesia, los claustros y el antiguo noviciado. En sus alrededores aún están en pie los muros de las rancherías. Se puede visitar todo el año. Se accede por un camino secundario de tierra que nace a la derecha de la Ruta E-66 que lleva a Ascochinga. Informes: 03525-421600.

 

El Camino Real al Alto Perú, testigo de nuestra Historia

Nuestra región atesora los más sobresalientes testimonios de siglos de culturas nativas, conquista, colonización, independencia e inmigración en la provincia de Córdoba.

El Antiguo Camino real, que unía Córdoba con el Alto Perú ha sido recuperado y puesto en valor para el turismo.

Saliendo a la mañana de Hotel Jesús María se puede en un día recorrer su traza desde la Estancia de Caroya (extremo sur) hasta la Posta de Pozo del Tigre en los límites con la hermana provincia de Santiago del Estero.

Como se puede apreciar en el plano, a lo largo de 180 Km de camino de tierra se atraviesan además de las ya mencionas Estancia Jesuítica de Caroya y de Jesús María:

Museo Posta de Sinsacate

Barranca Yaco (plazoleta recordatorio del sitio donde fue asesinado Facundo Quiroga)

Algarrobo Histórico de la Posta Los Talas, sarmiento

Posta de Macha

Villa de Tulumba

Posta de Inti Huasi

Posta de Santa Cruz

Posta de San Pedro Viejo (Capilla de San Pedrito)

El Carrizal (antigua villa estilo italiano)

Monumento a Pancho Ramírez

Posta Las Piedritas

Iglesia de San Francisco del Chañar (Catedral del Norte Cordobés)

Posta de Pozo del Tigre

 

Recomendación: El regreso a Jesús María se recomienda hacerlo por rutas asfaltadas: de San Francisco del Chañar a Rayo Cortado (por Ruta 22) y desde allí por Ruta Nacional 9 nuestra ciudad.

 

Con su aire típico de colonia de inmigrantes italianos, Colonia Caroya es una experiencia que atrapa a todos los sentidos. Nacida en 1878, a partir de la ley de inmigraciones promovida por Avellaneda, se distingue por su comida típica, sus fiestas regionales, insignias como el salame y el vino, su fuerte devoción, el uso de la lengua furlán, sus ritmos y danzas características o sus antiguas casonas rurales rodeadas de acequias, viñedos y frutales. 

Formando parte de un mismo conglomerado urbano con Jesús María, sólo separadas por el asfalto, bien vale la pena dedicarle uno o dos días a conocerla y sentirla.

 

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ESTANCIA JESUÍTICA DE CAROYA

Además de sus orígenes en la Orden Jesuita, en 1878 albergó a las 60 familias de inmigrantes, fundadores de la colonia. Una galería especial, recuerda esa etapa. Ver en Estancias Jesuíticas.

 

 AVENIDA SAN MARTIN

El ícono indiscutido de Colonia Caroya. Sus más de 10 km de centenarios plátanos forman una majestuosa e interminable bóveda. Los colores de cada estación renuevan los motivos para recorrerla. Es la vía principal, organizadora de la vida caroyense. Nace en las vías del Ferrocarril, en sentido inverso a la Ruta a Ascochinga.

 

EL SALAME

Nunca imaginaron los inmigrantes que esta faena traida de Italia, tan característica de su quehacer familiar, ganaría renombre nacional y mundial. Del legado de aquellas carneadas de invierno, actualmente Colonia Caroya tiene varias decenas de chacinadores artesanales continuadores de la tradición. A cada paso de la avenida o sobre la ruta, existen tentadoras ofertas de este exquisito producto. En calle Don Bosco 3657, Norma Lóndero ofrece una tradicional visita guiada gratuita para recorrer la historia del salame, su elaboración e ingreso al sótano.

 

LOS VINOS

Desde la época de los Jesuitas (S. XVII), estas tierras fueron pioneras en la elaboración de vinos. La llegada de los inmigrantes, en 1878, dio un segundo impulso, al punto de contar con decenas de bodegas a principios del S XX.

Hacia fines de los ’90, el programa de reconversión viti-vinícola, que introdujo cepas italianas finas adaptadas a nuestro clima (muy similar al europeo) y nuevas técnicas en la viña y para la vinificación, permitió dar el salto de calidad.

Varietales tradicionales: Frambua (Isabella) y Pinot (llamado por los colonos “francesa”). Las nuevas cepas: Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Sirah, Lambrusco, Tannat, Sauvignon Blanc.

Con viñedos ya maduros, las medallas en concursos nacionales e internacionales están poblando las vitrinas de los productores, hasta llegar a formar parte del selecto grupo de los Caminos del Vino en Argentina. Algunas bodegas ofrecen visitas guiadas todo el año:

Bodega La Caroyense, Av. San Martín 2281.

Bodega Terra Camiare, Santos Nobile 505 esq. Calle 40 (ingreso a la altura de Av. San Martín 3100, hacia el norte 500 m).

Establecimiento Rural Rosel, viñedos y vinos artesanales. Se accede a la altura del 4000 de la Av. San Martín, de allí se toma calle P. Patat sur unos 4000 metros. En calle 148, se gira 200 m. a la izquierda.

Chacra de Luna, Turismo Rural, Pedro Patat esquina Calle 140.

 

TEMPLOS

La vida de los inmigrantes, debió pasar grandes pruebas: terribles epidemias, sequias, granizos y el desarraigo de sus lejanas tierras. Su espíritu se templó con una inquebrantable Fe en Dios. Varios templos cristianos simbolizan este marcado rasgo caroyense.

Oratorio San Roque (1898). Levantado en honor al Santo como promesa por la cura de una grave enfermedad que sufría un pionero. Fue lugar de parada y rezo de los colonos en su paso cotidiano.

Iglesia Ntra Sra. de Monserrat. Levantada en honor a la Virgen a quien los inmigrantes se invocaron para que casera la epidemia de cólera de 1888. Los bellos frescos pintados sobre los arcos de la nave central son una espectacular síntesis de los primeros años de Colonia Caroya.

Iglesia Nstra. Sra. del Rosario (1883). Fue la primera capilla construida por los inmigrantes. Con rasgos típicos de la arquitectura del Friuli, conserva la imagen de la virgen que llegó de Italia en 1878 con los pioneros. Para visitarla, a la altura del 4000 de la Av. San Martín, se debe tomar por calle P. Patat sur unos 1200 metros.

 

ZONA RURAL

Para sentir el aire de Colonia Caroya es esencial salir un momento de la Avenida y adentrarse en la zona rural. Las antiguas casonas de estilo friulano rodeadas de acequias con mimbres, calas e higueras, parcelas de viñas, frutales, sembradíos y criaderos de animales son el reflejo de una forma de vida heredada de los primeros inmigrantes. El Museo Permanente de la Friulanidad Casa Copetti (calle 60 N° 590, ingreso a la altura de Av. San Martín al 5200), vivienda de una de las primeras familias de inmigrantes, es el testimonio mejor conservado de aquel estilo de vida y producción familiar.

 

Nos enorgullece nuestra ciudad. En su próxima estadía por Jesús María lo invitamos a dedicarle una jornada para descubrirla y disfrutarla programando los siguientes paseos: