Héctor Omar Hernández, un amigo de Catriel (provincia de Río Negro), ostenta la especial condición de haber sido el primer huésped de Hotel Jesús María en el año 2010 apenas inauguraba. Desde entonces es un visitante infaltable en cada edición del Festival Nacional de Doma y Folklore.
Omar, como lo trata todo el personal del Hotel, es dueño de la Tropilla de Entablados “Los Manantiales” que participa en las exhibiciones de campo. En la provincia de La Pampa, pertenece al Centro Tradicionalista Los Federales, en homenaje a Juan Manuel de Rosas, con quienes participa de muchas fiestas. El amor por los caballos lo adquirió de niño.
En una amena charla de café, Omar cuenta que su pasión se divide entre los caballos y los autos. Durante once años corrió el Rally Nacional e incluso llegó a liderar el campeonato. En 1991 se sacó el casco y se subió a los caballos. Desde entonces tiene estancias dedicadas a la ganadería y unos 60 equinos.
Meses antes del Festival de Doma y Folklore de 2010, al cuál ya concurría con sus tropillas, había manifestado que si no conseguía un buen hotel, no vendría más a Jesús María. Un amigo suyo, conocido de la familia Mizzau, le recomendó un nuevo Hotel que estaba a punto de abrirse. “No sabían si se alcanzaba a inaugurar para aquel Festival, pero igualmente le tomaron la reserva”.
Comenta que al llegar a Jesús María fue grande su sorpresa y satisfacción. A partir de ese momento cada Octubre, cuando viene a Jesús María a acordar su participación en el Festival se asegura su lugar. “Hotel Jesús María es como estar en casa. Con mi Sra. Nilda, mis hijos Claudia y Diego, mis nietos, todos mis familiares y colaboradores recibimos un trato muy cordial”.
Normalmente disfruta unos siete días en la ciudad. Dice convencido que “el Festival permite que no se pierda la tradición”. Valora la calidad humana de los organizadores y de el público, pocas veces visto en otros eventos de su género, en los cuales el también participa.
Finalmente, nos cuenta que sus días de Festival comienzan a la mañana cuando en el predio de la Sociedad Rural arman la rutina. Por la tarde se hace el cuidado de los caballos (lavado y lustrado) para que a la noche se luzcan.
Tan singular historia merecía ser destacada y compartida con todos quienes vivimos Hotel Jesús María.